El conductor que atropelló a Luciano Arruga, desaparecido en 2009 en la localidad bonaerense de Lomas del Mirador tras ser visto en un destacamento policial y hallado enterrado como NN en el cementerio porteño de la Chacarita en octubre último, aseguró ayer que éste “corría desesperado, desencajado y como si estuviera escapando de alguien”, según informó el abogado de la familia.
La declaración del joven, de 26 años, se produjo en el marco de la reconstrucción del accidente que se efectuó ayer por la madrugada, durante tres horas, en la avenida General Paz y Emilio Castro, en el barrio porteño de Mataderos, por orden del fiscal federal de Morón Juan Pablo Salas.
“La medida fue positiva y profundiza la línea principal de investigación que es la responsabilidad policial en el hecho”, dijo Maximiliano Medina, abogado de la familia Arruga y representante del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Es que la principal hipótesis que se maneja en la causa es que el joven cruzaba por el medio de la autopista porque escapaba de policías bonaerenses.
El 31 de enero de 2009 por la noche, Luciano salió de su casa y fue visto por última vez en el destacamento policial de Lomas del Mirador, donde había estado detenido y torturado tiempo atrás.
Según se pudo determinar a partir del hallazgo del cadáver, a las 3.21 del día siguiente fue atropellado por un auto que circulaba por la General Paz, llevado al hospital Santojanni, donde murió, y luego enterrado como NN porque no fue identificado.
“Venía corriendo desesperado, desencajado y como si estuviera escapando de alguien”, sostuvo el conductor del auto al realizarse la reconstrucción, en la que la división Científica de la Gendarmería utilizó un auto y un muñeco en representación de la víctima, afirmó Medina.
De acuerdo al abogado, el hombre señaló que él circulaba por el carril rápido mano al Riachuelo y que recién vio a Arruga cuando lo tenía a pocos metros, ya que a esa altura la autopista hace una curva hacia la izquierda.
Contó que el joven quedó tendido en el asfalto, él bajó del auto y llamó a la Policía. “Estaba muy conmocionado”, afirmó.
Luego, fue el turno de un motociclista que fue el primero en llegar al lugar y relató que caminó agitando su remera a lo largo de unos 100 metros para que otros conductores no atropellaran el cuerpo.
También declararon dos empleados de Autopistas del Sol que concurrieron al lugar para interrumpir el tránsito y dos policías federales que hicieron las actuaciones relacionadas al accidente y llevaron detenido al conductor, finalmente sobreseido en la causa judicial.
Todos los testigos coincidieron en que los médicos utilizaron un cuello ortopédico al trasladar al joven y lo llevaron al Hospital Santojanni.
“La reconstrucción permitió ver distancias, toda la mecánica del accidente y que a veinte metros había un puente peatonal que Luciano no usó y tuvo que subir por un lugar muy empinado para llegar hasta ahí”, remarcó Medina, que consideró que ahora “hay que conectar” las nuevas pruebas con lo que ya existe en el expediente.
Esas pruebas son que esa noche un testigo vio a Arruga en un destacamento de Lomas del Mirador, que uno de los patrulleros no emitió registro de posicionamiento, otros móviles se salieron de la cuadrícula que les correspondía y el registro de entradas de la dependencia fue adulterado.
Además del juez Salas, estuvieron presentes en la reconstrucción el fiscal Sebastián Basso; la perito Virginia Creimer; otro de los abogados de la familia, Juan Manuel Combi, mientras que la hermana de la víctima, Vanesa Orieta, y otros allegados observaron la medida desde las cercanías.
Paralelemente, las fiscales de La Matanza Roxana Castelli y Celia Cejas y el juez de Garantías Gustavo Banco afrontan un jury de enjuiciamiento por su intervención en el caso.